viernes, 19 de septiembre de 2008

bisfenol A



Bifenol-a


Qué es el bisfenol A
El bisfenol A o BPA es un compuesto químico con actividad hormonal presente en elementos tan corrientes como los recipientes plásticos (que al calentarse liberan el químico), la pintura que recubre el interior de las latas de conserva, los sellantes dentales y algunos productos farmacéuticos. Actúa como un perturbador endócrino que al ingresar a los organismos vivos altera el funcionamiento de su sistema endócrino, y puede ocasionar efectos como los comprobados en los ratones de laboratorio.
"Los efectos que describimos en nuestras experiencias ocurren con niveles de BPA similares a los que estamos expuestos cotidianamente", indicaron los investigadores. En el caso de las ratonas estudiadas, fueron sometidas a dosis mínimas de BPA durante el desarrollo embrionario, cuando se forman los órganos. "Los humanos estamos expuestos permanentemente a los efectos del químico, incluso en situaciones tan cotidianas como calentar comida en un recipiente de plástico (o leche en biberón) en el microondas o cuando recibimos tratamiento odontológico. Y si tenemos en cuenta los resultados en las ratonas, la exposición al BPA sería mucho más perjudicial en mujeres embarazadas por sus efectos sobre el feto en gestación", agregaron.
La presencia del bisfenol A en nuestra vida y nuestro organismo ha sido confirmada en un reciente estudio realizado por el Center for Disease Control, de Atlanta, Estados Unidos, que corroboró que el 95% de las muestras analizadas entre habitantes tenían niveles detectables del químico en orina. En estos casos, "los niveles de BPA en orina representan un mínimo de la exposición real, ya que no se puede asumir que todo el BPA se absorbió y se excretó sin bioacumularse ni metabolizarse en el organismo", explicaron Luque y Muñoz-de-Toro.
Los efectos de la exposición
"La exposición prenatal a BPA aumenta la sensibilidad de la glándula mamaria al estrógeno" y, por lo tanto, incrementa los riesgos de tumores mamarios, aún mucho después de que la exposición haya finalizado. "Además los animales expuestos tuvieron un mayor número de estructuras inmaduras en la pubertad y en los adultos; ambas estructuras son los sitios donde se inicia el proceso tumoral mamario, tanto en roedores como en humanos", dijeron Luque y Muñoz de Toro, quienes desde hace años investigan este tema desde el Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes (LETH), que funciona en la FBCB.
En experimentos realizados con ratas machos, los científicos demostraron alteraciones importantes también a nivel de la glándula hipófisis (cuyas hormonas regulan la actividad de otras glándulas, como tiroides, suprarrenales, ovarios y testículos) y a nivel del hipotálamo (parte del cerebro que controla el funcionamiento de la glándula hipófisis), incluso mucho después a que la exposición al bisfenol A haya finalizado.
"En ratas macho pudimos demostrar alteraciones en el eje hipotálamo-hipofiso-gonadal y en la próstata que se evidenciaron en diferentes momentos de la vida postnatal mucho después que la exposición a BPA había finalizado; las alteraciones que describimos en la próstata imitan imágenes de lesiones preneoplásicas. En resumen: la exposición prenatal a BPA produce alteraciones estructurales y cambios funcionales que perduran en el tiempo", indicaron los investigadores.
Qué son los perturbadores endócrinos
Muchos de los químicos (como el bisfenol A o BPA) que actualmente se encuentran en el medio ambiente -y con los cuales estamos en permanente contacto- tienen acción hormonal e interfieren con el normal funcionamiento del sistema endócrino alterando aspectos decisivos del desarrollo embrionario: desde la diferenciación sexual hasta la organización del cerebro. Los perturbadores endócrinos, o gran parte de ellos, tienen acción semejante a la de los estrógenos endógenos (por ello desde 1980 también se los conoce con el nombre de xenoestrógenos o estrógenos ambientales), y son capaces de interferir en el funcionamiento del sistema hormonal mediante diferentes mecanismos: antagonizando la acción de las hormonas naturales, potenciando su acción, o aumentando o disminuyendo los niveles circulantes de las hormonas endógenas.
Fueron bautizados como "perturbadores endócrinos" en 1991 por un grupo de expertos reunidos en la Conferencia de Winspread (Wisconsin, Estados Unidos), quienes presentaron una serie de resultados particulares en animales de la fauna, como alteraciones en el aparato reproductor, presencia de machos feminizados y alteraciones en el funcionamiento de la tiroides.
Actualmente se han demostrado alteraciones semejantes en animales de laboratorio y en especies de interés zootécnico, fundamentalmente, cuando estos químicos actúan durante la gestación o en las primeras etapas de la vida postnatal, muchas veces sin afectar la salud del progenitor expuesto. Todos estos antecendentes permiten suponer que muchas de estas mismas alteraciones presentes en humanos podrían ser el resultado de estos perturbadores endócrinos.

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